Nuestras creencias
Eres creador de tu realidad
Aunque tu alma ha planificado eventos en tu vida con el objetivo de obtener ciertos aprendizajes que considera necesarios, tú puedes participar en este proceso creativo participando activamente en estas experiencias.
Tu alma es autor del guión de las experiencias de aprendizaje y tú eres el alumno en esta universidad de la vida. Sin embargo, si observas tu realidad como una fuente de información en vez de un escenario fijo e inamovible que hay que tolerar, estos aprendizajes te pueden ayudar a cambiar completamente tus circunstancias, ya que al haber aprendido, aquellas circunstancias ya no son necesarias en tu realidad.
Esto te permite co-crear tu realidad.
Nuestra Visión de la Realidad: El Árbol de la Vida
Para nosotros, la realidad es un reflejo de nuestras almas, que están en constante evolución. La imagen que ves del árbol es una metáfora de cómo cada aspecto de nuestra existencia está interconectado y profundamente enraizado en nuestra esencia espiritual. Así es como lo vemos:
1. El espíritu: Las raíces que nos conectan a lo más profundo de nuestra esencia.
Al igual que las raíces del árbol, nuestro espíritu es la fuente de vida que nos sostiene y nos conecta con lo más puro de nuestra existencia. Es desde el espíritu que emergen nuestras experiencias, pasadas, presentes y futuras. Todo lo que vivimos tiene su origen en esta base fundamental, que nos nutre y nos guía en cada paso del camino.
2. El alma: El tronco que nos sustenta.
Si el espíritu es la base, el alma es el puente entre las raíces y las ramas, la conexión entre lo invisible y lo visible. A través de nuestra alma, llevamos con nosotros la sabiduría acumulada de muchas vidas. El tronco del árbol simboliza cómo el alma sostiene y canaliza nuestras experiencias hacia el presente, siempre conectando el pasado con el ahora, sin distinción temporal.
3. Las vidas: Las ramas de nuestro ser.
Así como el árbol tiene muchas ramas, nuestras almas han vivido muchas vidas. Cada rama representa una de esas experiencias, y todas están ocurriendo en el "ahora", porque fuera del plano físico no hay tiempo. Cada vida que hemos vivido, y viviremos, alimenta nuestra realidad presente, ya que todo está entrelazado en el tejido del alma. Estas vidas pasadas, aunque parecen distantes, están entrelazadas con nuestro presente y continúan influyendo en nuestra realidad actual.
4. Tú: El fruto consciente de la realidad.
En el árbol de la vida, "tú" eres una manifestación tangible del alma y el espíritu. Eres el fruto de todas las experiencias, decisiones y aprendizajes acumulados a lo largo de tus vidas. Lo que experimentas en este momento no es más que el resultado de la alineación entre tu espíritu, tu alma y las decisiones que tomas día a día. Eres la expresión más clara de todo lo que tu alma ha creado.
5. Tu realidad: Lo que florece de tu interior.
La realidad que vives es una proyección directa de tu alma, como las hojas que brotan del árbol. Lo que ves a tu alrededor es una creación consciente de tu ser interior. Cada experiencia que tienes, buena o mala, es un reflejo de los aprendizajes que tu alma ha decidido vivir. A medida que aprendes, creces, y cuando esos aprendizajes se integran, la realidad cambia, permitiéndote dejar atrás patrones que ya no necesitas y abrir espacio para nuevas experiencias.
El Árbol de la Vida como Símbolo de Creación
El árbol es una representación simbólica del crecimiento, la expansión y la evolución del alma. Cada parte de él está conectada a los demás niveles de tu ser. La base, el espíritu, da vida a todo lo demás, y lo que se manifiesta en tu vida es el resultado de ese flujo energético, de esa conexión profunda con tu alma.
Todo lo que experimentas está vinculado a tu alma. Así como el árbol no puede crecer sin raíces fuertes, tu realidad no puede cambiar si no te conectas con las raíces de tu ser y trabajas desde allí. Cuando lo haces, comienzas a transformar tu realidad de manera consciente, alineada con lo que realmente deseas manifestar. Las ramas representan todas tus posibilidades, y los frutos que das dependen de cuán conectados estés con tu espíritu y alma.
El Proceso de Creación Consciente
Cada paso que das en tu camino espiritual es como nutrir este árbol. Cuando cuidas de tu energía y sanas tu pasado, las raíces se fortalecen. Cuando te reconectas con tu propia espiritualidad y te priorizas, el tronco se vuelve más sólido, permitiendo que las ramas (tus vidas) crezcan de manera más expansiva y libre. Al aprender a traducir tu realidad, puedes ver el flujo de energía que proviene del espíritu y se manifiesta en tu vida, dándote las herramientas para modificar aquello que ya no te sirve.
La creación consciente de tu realidad es este proceso cíclico que se nutre desde dentro hacia afuera. El árbol no solo crece, sino que florece con fuerza cuando aprendes a alinearte con tu esencia más profunda.
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