Creo en ti

Creo en ti, y sólo en ti, espíritu luminoso y valiente. Consciente de que vienes a vivir experiencias incómodas, que necesitas liberar culpas con sufrimiento, que, a veces, las experiencias felices van a escasear. Sin embargo, estás aquí, con todos nosotros, haciendo lo mejor que puedes. Sonriendo, sintiendo, amando, conteniendo. Eres mi inspiración todos los días, espíritu feliz y aventurero, valiente y agradecido. En ti creo.

En mi trabajo con las atenciones individuales, mis creencias y paradigmas, presentes siempre con fuerza en mi rígida estructura mental, están en constante presión por desaparecer. Cada persona que atiendo, probablemente con ideas parecidas a las mías debido a nuestra contemporaneidad, ha vivido vidas, muerto y planificado sus siguientes vidas basada en sus experiencias, culpas, secuelas y enseñanzas. Luego de una sesión, generalmente, ambos quedamos sorprendidos.

Probablemente debido a mi inestabilidad emocional, busqué en mi adolescencia una educación filosófica, una escuela de desarrollo espiritual que me enseñara a vivir la vida que había que vivir para elevar mi consciencia. Me preguntaba todo el tiempo: ¿Qué había que hacer para hacerlo bien? ¿Dónde estaba el truco, el secreto, para la elevación espiritual, para “sacarse buena nota”? ¿Con qué me iba a enfrentar cuando muera, qué me iba a pasar?

Conocí filosofías, pensadores, religiones y movimientos esotéricos. Asistí a misas católicas, cultos evangélicos, y conversé con musulmanes y judíos. Me crié con yoguis, vegetarianos, masones y rosacruces. Aprendí un poco de yoga, tai chi, y desarrollé disciplinas. Estudié astrología, tarot, numerología, etc… Todos creemos que los caminos correctos son aquellos que hemos elegido.

Comencé a ver patrones en todas estas creencias, técnicas y métodos, y eso fue muy confuso. Como dicen, todos los caminos llegan a Roma, ¿no? Pero ¿donde está Roma, y cómo llego a ella? No encontré la respuesta en ninguna de ellas. Tanto misterio, tantos secretos, sólo para unos pocos iluminados privilegiados con años de estudio y práctica. Me sumergí en eso también. Pensé, “no importa, empecé joven, lo puedo lograr”.

Durante ese período, debo reconocer, me sentí superior a ti. Pensé que yo era especial, y me da vergüenza. A pesar de que todos somos únicos seres maravillosos, cuya presencia en este plano nos hace ser valientes y arrojados, no hay nada en mí que me haga superior a ti, nada. Estamos juntos en esto y, ¿sabes qué?: tú me sorprendes, eres un ejemplo para mí, y te admiro.

En mis sesiones, he conocido reyes y princesas. Humildes, pobres y enfermos. Seres de grandes habilidades síquicas, magos y chamanes. Brujas, practicante de magia negra y fuerzas oscuras, también. Humanos de otros planetas y tiempos, pasados y futuros, viajando para crecer y aprender a amar. Y hoy estás aquí, ¡y he tenido el privilegio de conocerte!

He visto cómo has elegido el mejor camino que pudiste elegir, dadas tus habilidades y condiciones. He visto cómo una vida te ha sometido y puesto de rodillas. Has aprendido tu lección, pero quieres hacerlo mejor, y eliges a la misma pareja, la misma ciudad o el mismo trabajo. He visto cómo quieres crecer y estar con tus seres queridos, sacrificándote si es necesario, para ayudarlos. Eres lo más maravilloso que he visto. No decidiste por un camino u otro, si no que sólo decidiste crecer.

Ya no creo en gurúes, ni en caminos al cielo, ni en técnicas que prometen mucho pero que me hacen sentir que necesito creer en eso para poder desarrollarme. En este momento, y con fuerza, creo en ti, y sólo en ti, espíritu luminoso y valiente. Consciente de que vienes a vivir experiencias incómodas, que necesitas liberar culpas con sufrimiento, que, a veces, las experiencias felices van a escasear. Sin embargo, estás aquí, con todos nosotros, haciendo lo mejor que puedes. Sonriendo, sintiendo, amando, conteniendo. Eres mi inspiración todos los días, espíritu feliz y aventurero, valiente y agradecido.

En ti creo. En tu camino creo. Porque decides con amor y paciencia, cada una de tus experiencias, cada día de tu vida, y en todas tus vidas. Creo en ti, en mi y en nosotros.

Con admiración y devoción,

Caro